viernes, 13 de marzo de 2015

Real Fútbol Club Madrilona.

Dentro del capítulo, "las cosas que nos separan" tocaré hoy una que ME separa tanto de catalanes como de madrileños: El fútbol.

foto: Q
Creo que el deporte fanático, el que es considerado como "religión", como patria, como orgullo de pertenencia*; es un sinsentido, tanto como la propia religión fanática (la fanática, ojo, con la religión no me meto, que cada uno ore lo que le dé la gana, como si quieres adorar al Dios "Apple", al Dios "Carlos Jesús" o al Dios "pongo por testigo").

Iré más allá: Deberían prohibir la primera división de fútbol o, al menos, dejar de considerarla "deporte" y, por tanto, dejar de darle prebendas, exenciones y manga ancha fiscal. 

Un deporte que fomenta la violencia (frentes ultras), que promociona la desigualdad (ley Beckham) y que anula el sentido común, no debería ser considerado deporte. 

Y digo sentido común porque los que hemos trabajado para los clubes de fútbol hemos "visto cosas que vosotros no creeríais" (Roy Batty en 1982).

Os pongo un ejemplo: Estos ojos han visto, a pie de campo, a un abuelo con su nieto (que no era más alto que las vallas de estática laterales y que tenía que ver el partido subido en un cajón) en un partido de primera (no diré el equipo). El abuelo no dejó durante el mismo de desgañitarse soltando frases como: "¡Mátalo!" "¡Me cago en tu puta madre!", "¡Árbitro hijo de puta!" y lindezas similares.

(También he visto, en un partido de categorías inferiores, a padres decir "¡Vale romper piernas!", "¡Árbitro te voy a matar!", "¡Si pasa el balón, no pasa el jugador!")

¿Qué educación están recibiendo esos niños? ¿Qué valores les están transmitiendo sus padres y abuelos? ¿Pero qué mierda es esta?

Un paso más: ¡Jugadores de 16 años con Manager! En los "semilleros" de los clubes (llámense "La Masía", "categorías inferiores" o similares), circulan ojeadores, representantes, managers, llamadlos como querais; que captan chavales para llevarles la carrera. En muchos casos sus propios padres, pero en otros son profesionales del sector que engordan los egos de los chavales, que los motivan para despuntar por encima del equipo, que los convierten en auténticos imbéciles. 

¡¿Pero qué mierda es esta?! 
 
La esperanza de fichar por un grande es el motor, pero el engorde del ego, con la excusa de la protección del chaval, se convierte tarde o temprano en frustración. No todos pueden llegar a ser CR7 o Messi y los "juguetes rotos" con el ego inflado están más rotos que los demás. 

Y dicho todo esto: Es el fútbol el que, en gran medida, promociona la separación. El interés por enfrentarnos en el terreno de juego es el que ha motivado el enfrentamiento a otros niveles. 

Y voy con otro ejemplo: Aquí en Cataluña (o Catalunya) cada vez que conozco a alguien me preguntan: Ah, eres madrileño, ¿pero no serás del Madrid, verdad? Cuando digo que soy del Atleti, siempre me dicen, "Ah, vale, mejor". 

Catalanes que vivís en Madrid, os invito a que hagáis lo mismo allí y respondáis que sois del Español. Tendréis el "Ah, vale, mejor" garantizado.
¡¿PERO QUÉ MIERDA ES ESTA?!

He de reconocer, que cuando me hacen la pregunta, siempre digo "Soy del Atleti y aquí del Español". ¿Por qué? Pues por joder. Si le das tanta importancia al fútbol, como para ser significativo en tus relaciones personales... conmigo no cuentes. 

Y que tampoco cuenten conmigo los madridistas ni los culés, porque, en el fondo, no me gusta el fútbol. 

Disfruten, ¡AR!

* El orgullo de pertenencia, y más si es empresarial, es otra de las cosas que no comprendo, pero ya hablaremos de esto en próximos posts. 

Más Sobre la ley Beckham: http://noticias.juridicas.com/base_datos/Fiscal/l35-2006.html

Apadrina un Madrilán (pincha en el logo de dropcoin):

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